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martes, 10 de julio de 2018

Un asesino asintomático que acecha

Por Diana M.

Considerada como una de las grandes pandemias de este siglo, el Virus del Papiloma Humano (HPV), ha venido estableciéndose como uno de los problemas sanitarios que más afectan a la población mundial. Debido a su carácter silencioso y asintomático, en la actualidad se estiman cerca de cinco millones de pacientes contagiados por la enfermedad.

De acuerdo con la especialista Susana Canalizo Almeida, quien funge como miembro de la reconocida Fundación Mexicana para la dermatología (FMD), el HPV es una de las infecciones de transmisión sexual que con más frecuencia se observa en las consultas médicas.

Posee un cortejo sintomático variado, sin embargo, las verrugas en el aparato genital y los condilomas son los más conocidos.

El hecho de poseer esta afección, constituye un factor de riesgo para la aparición de un posible cáncer de cuello uterino en la mujer.

La vía de contagio principal es la sexual mediante el contacto directo de la piel del enfermo con la de un paciente sano.

Según estudios realizados se calcula que cerca del 80% de las féminas sexualmente activas se topan con alguna de las cepas del virus en algún periodo de su vida.

Los números se elevan aún más en la población masculina. La respuesta figura en que, solamente el 50% de los hombres infestados no presentan signos de alarma, lo dificulta considerablemente su diagnóstico.

Existen situaciones, en que los individuos contagiados desarrollan verrugas genitales apresuradamente, semanas o meses posteriores al contacto sexual.

Como es conocido las consecuencias derivadas de este proceso infeccioso en un 70% se corresponden con las verrugas cutáneas, también denominadas verrugas vulgares, las cuales suelen aparecer en distintas partes de la superficie corporal, siendo más comunes en el rostro, las manos y los pies (especialmente, en los talones o en la región plantar del pie).

Descriptivamente, las verrugas se observan como pequeños bultos duros y elevados. Pueden tornarse dolorosos con la marcha. Por esta razón se tornan incómodas. Suelen ir aparejadas, además, de micro hemorragias de color oscuro sirviendo de fuente de confusión, en ocasiones, con la presencia equívoca de cuerpos extraños.

Los condilomas por su parte, se aprecian o bien como lesiones aplanadas, en forma de pequeños bultos parecidas a una coliflor o como prominencias más pequeñas similares a un tallo. Las localizaciones más frecuentes en las féminas son: la vulva, recto, el cuello uterino y la vagina. En los hombres se aprecia más fácilmente en el pene, el escroto, recto y, en ocasiones, dentro de la superficie uretral.

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