El arado, un instrumento de desigualdad socia
El resultado de la aparición del arado y la disparidad social, fue que la agricultura se tornó una práctica comunal, pues ya las personas tenían que compartir el arado, los animales y resolver sus desacuerdos y a partir de ello se empezaron a hacer en aldeas y poblaciones de agricultores que fueron creando pequeñas empresas integradas que comercializaban los productos que se obtenían. Este arado de vertedera marcó el comienzo del sistema feudal en Europa del Norte y también dio nueva forma a la vida familiar, pues era un equipo muy pesado y por lo tanto, el arado era visto como tarea solamente de hombres. No obstante, el trigo y el arroz requerían de más preparación que las nueces y los frutos por lo que las mujeres debían quedarse más en la casa, preparando la comida.
De hecho, un estudio de esqueletos sirios de 9 mil años de antigüedad que halló evidencias de que las mujeres comenzaron a sufrir de artritis en sus rodillas y pies, debido probablemente a arrodillarse mientras molían los granos. Además, como las mujeres ya no tenían que transportar a los bebés pequeños mientras recolectaban, tuvieron más embarazos y aumentó la población.
Se dice que incluso las sociedades agrarias pudieron haber cambiado las políticas sexuales, pues si tienes tierra, es algo que pueden heredar tus hijos y por tanto, si eres hombre, estarás más ansioso de asegurarte de que en efecto sean tus hijos, pues después de todo, ahora la mujer pasa todo el día en la casa. Una teoría muy interesante es que al arado intensificó la vigilancia de los hombres de las actividades sexuales de las mujeres.
Ya a partir de esto podemos preguntarnos si inventar el arado fue una buena idea, pues el problema no estaba en que no funcionara bien, pues definitivamente fue clave para el desarrollo de la sociedad, pero junto a todos los beneficios para la civilización también parece haber permitido el surgimiento de la misoginia y la tiranía. Además, evidencias arqueológicas también sugieren que los primeros granjeros tuvieron mucha peor salud que sus antecesores cazadores-recolectores, pues las dietas de arroz y granos no recibían suficientes vitaminas y su desarrollo quedó atrofiado.
De hecho, cuando las sociedades adoptaron la agricultura la altura media tanto de hombres como de mujeres se redujo unos 15 centímetros y también hay muchas evidencias de parásitos, enfermedades y desnutrición infantil. El experto en temas medievales Jared Diamond, autor de "Armas, microbios y acero", indicó que la adopción de la agricultura era el peor error en la historia de la raza humana.
Y es que este excedente que liberó la agricultura también permitió a los grandes señores contratar soldados y comenzar a conquistar territorios, con lo que comenzó la colonización y las guerras. Incluso un ejércitos de soldados atrofiados habían podido expulsar a las tribus de cazadores-recolectores de todas las tierras, excepto de las más marginales. Así que las comunidades aborígenes fueron despareciendo.
Hoy, las pocas tribus nómadas modernas que quedan aún tienen una dieta relativamente sana, con una alimentación a base de variedad de nueces, frutos y animales, que recolectan de distintos lugares y luego reparte. Ellos definitivamente no necesitan de un arado para expandirse o desarrollarse, sino que aprovechan los productos naturales. Probablemente sean ellos los más inteligentes de toda la civilización. Sin arado no hay desarrollo, pero junto al arado viene la desigualdad social. Al parecer, esta cuestión nunca podrá resolverse, pues la mayoría de las personas puede aceptar inmediatamente integrarse a la explotación que rige la pirámide social, pero al contrario, no muchos serían capaces de sobrevivivr sin el desarrollo que ha alcanzado hoy la humanidad.
