Un remedio para la contaminación en infantes
Algo ha quedado claro en la actualidad, es que ese contacto con la naturaleza favorece la salud, pues en las zonas urbanas con altos niveles de contaminación, vivir rodeado de plantas conlleva a efectos positivos en el organismo. Eso concluye el último estudio de un grupo de investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona, que determinaron que crecer en zonas verdes posee efectos positivos en el desarrollo de los niños.
La investigación, lideradoa por el centro y con la colaboración del Hospital del Mar y la UCLA Fielding School de Salud Pública, concluye, por primera vez, que la exposición a zonas verdes en la infancia es responsable en parte, con transformaciones positivoas en las estructuras cerebrales.
Dicho estudio se incluye dentro del Proyecto Breathe, una serie de investigaciones que tienen como punto en común el impacto de la contaminación en el desarrollo cerebral de los niños. El ISGlobal, es un centro impulsado por la Fundación La Caixa, que ya ha probado que la exposición a altos niveles de polución es capaz de producir un efecto negativo en la capacidad de atención de los niños. Los infantes escolarizados en zonas con aire más contaminado desarrollan menos la memoria.
En este último análisis, los científicos estimaron la exposición a espacios verdes mediante imágenes satélite de las direcciones de los participantes del estudio comprendido por niños de 7 a 11 años de 39 escuelas de Barcelona y Sant Cugat del Vallès, desde su nacimiento hasta el momento actual.
Realizaron cuatro visitas a los menores, en las que les hicieron una serie de pruebas por ordenador para analizar la memoria del trabajo y la atención. Con estas, los científicos estudiaron el comportamiento de los menores y con resonancias magnéticas en tres dimensiones, analizaron la actividad y las transformaciones cerebrales detectadas.
El equipo, que ha publicado el trabajo en la revista científica Enviroment Health Perspectives, refiere que las zonas verdes dan a los menores una serie de mecanismos para estimular, de formas positivas, el desarrollo cerebral. Este hallazgo es un primer paso para los científicos del ISGlobal, pues la investigación da pie para estudiar si el impacto de las zonas verdes es similar en otros entornos y climas distintos, y a profundizar más en la evaluación de otros resultados neurológicos que tengan que ver con los infantes.
